Este fue un aporte de Ertivio Acosta que investigó sobre nuestros ritos y tradiciones. Lo publicaron en un diario local y rescatamos para esta fecha.
Diario Norte. Martes 23 de junio de 1992. Página 43. Resistencia Chaco.
Al filo de
la media noche, el pueblo con tradición guaranítica y raíz católica recordará a
San Juan el Bautista, reafirmando así su fe en el profeta de la Iglesia de
Roma. Pero además del culto oficial, nuestra gente regional hará gala de su
tradición, enraizada en la cultura popular, que es la cultura creada por el pueblo,
mantenida y transmitida de generación en generación. Tanto es asi que se
encenderán las: “Luminarias de San Juan”, especie de candiles adornados con
finos y coloridos papeles transparentes, también las “lambras”, especie de
corona de luces fabricadas con candiles de cebo y mecha de trapo en la cavidad
de media cascara de naranja, colgadas por medio de alambres finos, en múltiples
ramas secas. En los barrios de zonas urbanas brillaran las grandes fogatas
alimentadas a veces con viejas cubiertas de automóviles. Las mujeres solteras
se alborotaran tratando de que el milagroso San Juan les anticipe por medio de
pruebas, esquelas y adivinanzas, quien será su esposo o compañero en la vida
futura. Pero lo más atractivo será cuando algunos promeseros del santo, pasen
descalzos sobre un colchón de brasas encendidas al rojo vivo, que en la región
es conocido como el “Tatá Yejhasá”, pronunciación actual de la construcción
guaraní de “Tatapiári yejhasá” (fuego por donde se pasa). (1) en artículo de
Diario Norte, 5 de julio de 1992, suplemento dominical Ertivio Acosta traduce
como “corazón del fuego por donde se pasa”.

Un poco de
historia
La
recordación al Bautista ya se realizaba en Europa desde la incursión cristiana
en Italia durante la época del Imperio Romano. Al extenderse el dogma católico
hacia la región germana, la recordación a San Juan que se basaba en el culto
del agua, incorporó también al milagro del santo, el poder del fuego. Esto se
da porque antiguas tradiciones de la región alemana practicaban un culto que
coincidía con la noche de San Juan, que eran las grandes fogatas encendidas
para ayudar al sol en su periplo cósmico. Es allí donde nace el sincretismo del
poder agua y fuego como purificadores del espíritu, y que da al milagroso santo
del panteón cristiano la fama que hoy goza.
La
costumbre llegó a América con los conquistadores españoles y en nuestra región
se la practica desde la fundación de Corrientes en 1588, siendo San Juan el
patrono del la naciente ciudad. Los españoles que fundaron Corrientes no solo
trajeron la religión oficial católica, sino que también llego con ellos un
cumulo de supersticiones que hacen gala en la “milagrosa” noche de San Juan.
Las pruebas
de San Juan
Para poner
a prueba su destino con la ayuda del Santo, la gente ha creado innumerables
formas y prácticas de adivinanzas sobre su futuro, ya que San Juan, es sinónimo
de profesía. Las “esquelas” que dejan para el santo, donde le solicitan favores
especiales están a la orden del día. Entre éstas tenemos la prueba de la mancha
de tinta, que consiste en dejar caer en el centro del un papel gotas de tinta y
luego perfectamente doblado se guarda la noche del 23. Durante esas horas se
dice que el santo “trabaja en el milagro”. El 24 muy temprano se desdobla el
papel y allí estará formada con la tinta la figura de quien seguramente será su
novio o futuro marido. Con las agujas de acero girando sobre la superficie del
agua en constante movimiento, una mujer puede saber cuál de sus pretendientes
será su marido, pues una de las agujas representa a ella y las demás a sus
admiradores. Cuando una de las últimas se pega a su aguja, éste con seguridad
será el hombre de su destino. Otros hacen las pruebas del “agua de San Juan”,
es donde la mujer tira un balde de agua en la entrada de su casa. Allí deben
esperar hasta que algún hombre sea el primero en pisar el agua, quien lo haga
será su novio. Grande suele ser la amargura de algunas cuando el que pisa es un
hombre de avanzada edad.
La mujer
que pretenda ser buena bailarina, debe ofrecer su primer baile a San Juan, esto
se hace danzando a la media noche detrás de la casa. Están además las pruebas
de mirarse en el agua, la de tirar sobre la tierra plomo derretido, de sacar
letras de los nombres. Pero la más divertida y pintoresca es la prueba del
“gallo hambriento”: la cosa es tener primeramente un gallo encerrado en una
jaula por dos días sin darle alimentos. La noche de San Juan se coloca la jaula
delante de una fila de chicas solteras que quieran saber cuál de ellas será la
primera en casarse. En la ocasión cada mujer tendrá delante de sus pies unos
granos de maíz cuando suelten al gallo, éste acosado por la hambruna, se
abalanzará sobre los maíces de alguna de las casamenteras. Con seguridad ésta
será la primera en contraer enlace con la ayuda que le brindo San Juan y el
gallo, por supuesto.
El Tatá
Yejhasá
La mayor
prueba de fe que un creyente puede dar a San Juan, es la práctica de pasar
descalzo sobre las brasas. Este paso sobre el fuego se da poco antes de la
media noche, entre el 23 y el 24. (2) El hombre regional pone así de manifiesto
una tradición que lleva más de cuatro siglos entre nosotros. Antiguamente aseguraba
que quién tuviera realmente fe en el Bautista no se quemaría. Si sucedía lo
contrario era culpa de su poca fe hacia el “milagroso”. Pero como algunos que
demostraban públicamente su creencia hacia San Juan igualmente se quemaban, el
pueblo encontró nuevas justificaciones como la de que las brasas no se hicieron
con leña campana, o que al pasar el devoto, las brasas ya tenían demasiadas
cenizas. También que las plantas de los pies estaban muy húmedas y muchas otras
teorías que lindan a veces con las más descabelladas ocurrencias.
Lo cierto
que cada nueva noche de San Juan, son numerosos los creyentes que pasan sobre
las brasas. A muchos les va bien y por supuesto a otros muy mal. Hasta hace
pocos años, en Resistencia teníamos varios lugares donde se practicaba el
Tatá-yejhasá. Ahora solo podemos ver en algunas capillas y clubes deportivos,
tal el caso de la capilla de San Juan, en Villa San Martín. Sin embargo esta
tradición se mantiene con gran vigencia en ciudades y pueblos del interior de
nuestra provincia.
Una somera
descripción del rito sería: cerca de media noche ya está preparada la gran
fogata hecha con leña “campana” a cargo de una persona “entendida”. Cuando el
fuego esta a “punto”, se extienden las brasas formando un “colchón” de 4 a 5
metros de largo, un metro de ancho y unos 10 centímetros de espesor. Sobre
ellas pasan personas solas, acompañadas, algunos cargando en sus brazos
criaturas, recuperados físicos y jóvenes parejas de novios. Se descalzan, se
secan las plantas de los pies sobre el polvo del suelo se santiguan y entran a
caminar sobre las brasas, con una marcha ni apresurada ni lenta. Los que cruzan,
casi en su totalidad, salen del fuego indemnes. Son numerosas las creencias
sobre el porqué algunos se queman y otros no. Incluso existen en nuestro país y
en Brasil, varios trabajos científicos que tratan de explicar el popular
“milagro”. Sin embargo la realidad y situaciones contradictorias e imprevistas,
ponen en duda las afirmaciones científicas en muchos de los casos por lo que el
pueblo sigue firme en eso de que “la fe todo lo puede”. (3) Diario Norte
suplemento dominical 5 de julio de 1992 pagina central.
Quema de
muñecos
Hasta la
década del sesenta, se realizaban quemas de muñecos que representaban al diablo
en distintas parroquias de nuestra ciudad, las más famosas quemas fueron el
patio del Colegio Don Bosco, dirigido por el recordado Padre Rolando. En la
actualidad, la quema de muñecos solo se realiza frente a algunas casas
particulares como culminación de fiestas o cumpleaños de alguien que lleva el
nombre del santo, donde la música de chamamés y valseados, la danza y fogatas
alrededor de sombrerudos muñecos dan la nota de color.